"La
Sociedad Desescolarizada"
Biografía
Tras finalizar la II Guerra Mundial las
principales potencias mundiales, E.E.U.U. y la URSS, tenían un objetivo común,
el desarrollo. Uno de los factores más destacables para el progreso era el
crecimiento tecnológico.
Durante los años 60 se crea una idea utópica en torno a las
posibilidades que ofrecían las nuevas tecnologías, se consideraba que estas
eran un símbolo de la liberación de la sociedad y de la prosperidad económica.
Sin pensar que la tecnología representa la deshumanización, alienación y
dominación. Tras ver estos efectos, surgieron dudas sobre lo positivo de las
nuevas tecnologías. De este modo, diversos autores, como algunos de los
pertenecientes al movimiento romántico, lo expresaron de forma continuada en
sus obras.
Debido a los numerosos incidentes problemáticos ocurridos en los años
70, la utopía tecnológica cesa a gran escala, creando temores en el presente y
horrores hacia el futuro. Esta visión pesimista se prolongó hasta los años
80. Tras haber estudiado brevemente el contexto histórico en el que se
desarrolló Iván Illich, podemos pasar a exponer su vida. Illich nació en Viena
en 1926, estudió desde 1931 a 1941 en las Escuelas Pías. Debido a sus
antepasados de origen judío y la aplicación de las leyes antisemitas fue
expulsado, teniendo que terminar sus estudios secundarios en la Universidad de
Florencia para más tarde cursar en la Universidad Georgiana de Roma teología y
filosofía, obteniendo posteriormente en la Universidad de Salzburgo el
doctorado en historia.
.
Principales obras del
autor
Entre sus obras destacan algunas como “La escuela, esa vieja y
gorda vaca sagrada” (1968); “Una sociedad sin escuela” (1971); “Herramientas
para la convivencialidad” (1973); “La sociedad
desescolarizada” (1978); “La escuela y la represión de
nuestros hijos” (1979); “Ecofilosofías”(1984); “La
educación y H2O y las aguas del olvido” (1989), en colaboración con el
famoso escritor Paulo Freire.
Pensamiento Pedagógico
Según Illich la educación en la época de las décadas 60 y 70 se
caracterizaba por dos motivos, uno de ellos es que la educación era
excesivamente cara y, el otro era que estaba dirigida hacia el fracaso. Para
argumentar este pensamiento, Illich hace referencia al coste de la educación y
sus escasos resultados. Sin embargo, a él le parecía aún más grave que la
educación estuviese dirigida solo a un pequeño grupo, el grupo pudiente, puesto
que la educación era autofinanciada. Por tanto la población pobre no podía
permitirse una educación digna, puesto que nunca alcanzarían los estudios de
los “ricos”, además Illich acusa de una mala gestión pública por lo que cree
más conveniente la desinstitucionalización de los objetos educativos partiendo
de la idea de que así se conseguía una educación más formadora y menos costosa.
La escuela, para Illich se entendía de tres modos distintos:
-Desde el punto de vista económico en el que la escuela era un mero
comercio encargado de crear las necesidades y los valores institucionalizados
con la intención de crear a los nuevos consumidores.
-desde el punto de vista político, la escuela se entendía como reflejo
de la sociedad, haciendo una metáfora entre educación y religión poniendo de
manifiesto que:
”La escuela se ha convertido en la religión universal del proletariado
moderno, una religión que hace promesas vanas de salvación para los pobres de
la era tecnológica. El estado ha adoptado esta religión y hace entrar a todos
los ciudadanos en un sistema escolar jerarquizado en el que cada etapa finaliza
con un título que recuerda a los rituales de iniciación y las promociones
sacerdotales antiguas”.1
-Por último, otro modo de verla es desde el punto de vista educativo,
por el cual, la escuela tiene un puesto inferior, casi inexistente dentro de la
educación, puesto que, la mayoría de lo aprendido es a través de vivencias al
margen de la institución de la escuela. A demás, la instrucción pública sólo se
lleva a cabo durante un periodo de la vida, cuando debería ser un proceso
continuo.
Fue en este momento cuando surgió una crítica radical que se dirigía no
sólo a la escuela, sino también a su contexto social, político y económico.
Destaca el movimiento desescolarizador, denominado así porque sus promotores
propusieron suprimir la escuela como estrategia para solucionar los problemas
que planteaban las sociedades industrializadas avanzadas. La escuela, como
institución descalificaba todo esfuerzo de renovación pedagógica y se trataría
de cambiar radicalmente las estructuras escolares institucionalizadas que han
servido de base para la educación y que han desembocado en la enseñanza formal,
con instituciones tales como las escuelas, los colegios, institutos, y las
universidades, en oposición a la educación natural y fortuita que proporcionan
la vida y la experiencia.
La Desescolarización.
La Desescolarización.
El término
desescolarización se utilizó para referirse a un conjunto de procesos que
llevarían, una vez se hubiera suprimida la escuela, a la desalienación del
hombre y a una sociedad justa y humanizada. Además este término hace referencia
a una corriente de pensamiento dentro de la pedagogía contemporánea.
Todo este pensamiento venía fomentado por una serie de cosas que él
consideraba que la escuela no hacía bien, y a continuación daremos algunos
ejemplos.
Illich pensaba que la escuela es la iniciación en el mito del consumo
ilimitado puesto que considera que la escuela vende el saber. Esto lo
fundamentaba diciendo que “la mercancía era la escuela, la cual es venida a los
padres contribuyentes y a los niños. Finalmente, un sistema de reparto de buen
funcionamiento, que sería el maestro, lleva el producto elaborado a los
consumidores, los alumnos”. Como conclusión, sería que Illich, creía que si el
desarrollo era concebido como un crecimiento ilimitado de consumo, jamás podría
conducir a la madurez humana.
Otro de los factores que criticaba era que los programas de formación
escolar exigía constantemente la introducción de nuevos campos, aún cuando los
ya existentes satisfacen las necesidades de los niños. Al igual que pensaba que
la discriminación se soportaba e incluso era aceptada por aquellos a los que
les tocaba perder.
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